domingo, 9 de marzo de 2014

ENCUENTRO NECESARIO ENTRE PADRES Y FISIOTERAPEUTAS

El 1 de marzo me encontraba en Pisa haciendo una nueva estancia en la Unidad de Neuroriabilitazione Universitaria, donde me he formado, y tuve la oportunidad de asistir a un encuentro con otras terapeutas y padres de niños tratados con esta metodología, organizados por la Dott.ssa Puccini. Tras varias exposiciones para analizar las dificultades que afrontamos al intentar que los logros obtenidos en las sesiones de terapia se trasladen a la vida cotidiana, entre las cuáles se encontraba la mía, un padre intervino para ofrecer un nuevo punto de vista que creo que todos los fisioterapeutas infantiles deberíamos considerar.  Era el padre de una niña de tres años con una parálisis cerebral grave, que apenas hace unos meses ha logrado mantenerse sentada y con la que aún no han encontrado casi la forma de que se adapte a las rutinas y a las personas. Este padre, muy colaborador en todas las actividades referidas a su hija, comentó que había cumplido con total empeño todas las tareas que le había encomendado la fisioterapeuta de su hija porque en el proceso de análisis de la relación denominada “Ejercicio-Realidad” él obtenía grandes beneficios.
 
Ante nuestra mirada atenta, este padre nos dijo que él, como todos los padres de niños con discapacidad, necesitaba respuestas a sus preguntas. Y sorprendentemente sus preguntas no eran "¿mi hija caminará?" o "¿logrará mi hija ser como los otros niños?" sino "¿qué puedo hacer en casapara ayudar a mi hija?" Ha revelado así la mayor utilidad de este avance de la rehabilitación neurocognitiva denominado “Comparación entre acciones” en el adulto o bien “Ejercicio y realidad” en el niño. El camino que hemos realizado y que a la vista de sus resultados introduciremos en cada nuevo tratamiento, si el niño y los padres quieren participar, ofrece a los padres ser más protagonistas de la evolución de su hijo, junto al propio niño. Les permite revelar sus expectativas, sus motivaciones y también sus necesidades, para orientar la actuación terapéutica pero también para preguntarnos con libertad ¿cómo puedo jugar con mi hijo? Porque el juego es la actividad propia del niño, donde se encuentra con sus padres y con otras personas para interaccionar, aprender y abrirse al mundo. Y, como ha dicho otra madre, gracias a las orientaciones de la fisioterapeuta “puedo disfrutar con mi hija, comunicarme con ella y saber lo que quiere”. Primer paso en la búsqueda de autonomía necesaria para todas las personas, sin excepción. Sólo por estos pequeños grandes pasos merece la pena continuar avanzando juntos: niños, padres y fisioterapeutas.

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